Juan Francisco Casas dirige su lasciva y provocadora mirada hacia los clásicos de Roma. El bolígrafo sigue siendo su instrumento de trabajo y el sexo su leitmotiv, pero ha dado una vuelta de tuerca a su trabajo adaptando a la actualidad a personajes como Santa Teresa y artistas como Bernini, Pasolini o Caravaggio.

Decapitación de Oloferne
Casas habla del Éxtasis de Santa Teresa de Bernini como una representación del orgasmo femenino en una de sus obras. Es evidente que Casas es un provocador, pero así ha sido siempre en la historia del arte. Es propio de los grandes artistas el resultar incómodos al sistema. El problema viene cuando te quedas únicamente en la provocación, muy frecuente también en los últimos tiempos. No es el caso de Juan Francisco Casas, que a pesar de lo directo de su mensaje, consigue al mismo tiempo sorprender y maravillar por la belleza de las imágenes que consigue y la brillantez de su técnica.
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Rapto de Proserpina

«L’estasiDiSantaLindsay», Bic on paper, 2015.
Lo cotidiano, un bolígrafo Bic, una inocente sesión de sexo casero, no está reñido con lo sublime. En esta ocasión, Casas añade un nuevo ingrediente: la muerte. El sexo como metáfora de la vida se mezcla y confunde con el dolor, la muerte, el sadomasoquismo, de una manera similar a como lo hemos visto en artistas como David Cronembreg. Eros y Thanatos.

Sexo y muerte se entremezclan.
Son cerca de 40 trabajos del artista de Jaén que se pueden ver desde el 15 de enero en la Real Academia de España en Roma. La muestra podrá verse también en Madrid a partir de marzo.

Sadomasoquismo. Juan Francisco Casas
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