La Familia Real de Antonio López

El pasado día 4 de diciembre se inauguró la exposición El retrato en las colecciones reales. De Juan de Flandes a Antonio López, en la que se puede contemplar el retrato que Antonio López ha realizado a la familia real española y en el que ha estado trabajando durante veinte años. La muestra se podrá visitar hasta el día 19 de abril en el Palacio Real de Madrid.

 

Quería evitar hablar sobre el famoso retrato real porque aprecio a Antonio López como artista y se que no voy a poder evitar decir ciertas cosas. Creo que es un pintor de relevancia que está jugando a ser contemporáneo. No es ni mucho menos algo que esté empezando a hacer ahora, lo lleva haciendo desde casi siempre. Es más inteligente de lo que él mismo quiere mostrar con esa postura huraña y humilde que le caracteriza. En una ocasión me crucé con él en el economato de la facultad y su aspecto no puede ser más humilde. A pesar de que hacía años que no daba clases allí, seguía comprando material en la pequeña tienda de Silverio, donde comprábamos todos los alumnos. Es evidente que es un buen pintor, personalmente me encanta su forma de trabajar, de agarrar el pincel, de poner el color en el lugar preciso. A mi me ha marcado profundamente su obsesiva obcecación, su sensibilidad con la realidad, su mimo con la luz. Pero pasados los años no veo evolución alguna en su trabajo, y esta idea se ve refrendada definitivamente con su último y sonado trabajo para la familia real.

antonio_lopezReconozco que me fascinó la película de Víctor Erice El sol del membrilloque visioné obligadamente en una asignatura de Bellas Artes. No me arrepentí de no haberme quedado charlando en la cafetería esa mañana. Recomiendo encarecidamente verla por muchos motivos, el primero porque es una película de Victor Erice, en mi humilde opinión, el mejor director de cine español de todos los tiempos. No esperéis ver algo parecido a Alex de la Iglesia, aviso. Es un documental que discurre en un pausado ritmo, que se deleita en todos los detalles al igual que hace el pintor con su obra. Con una fotografía sobria, y una ausencia total de dramatismo creado mediante recursos como la música y el montaje. Pero en el que se palpa el dolor, la lucha de un artista contra los elementos y consigo mismo. En él se muestra el proceso de trabajo de una obra desde su inicio, y poco a poco vas viendo cómo esos procedimientos de trabajo, las técnicas que utiliza en su elaboración, las condiciones climáticas, su lucha interna, van dejando en evidencia la imposibilidad de terminarla. Los que no entendáis por qué el artista ha tardado veinte años en terminar su obra sobre la familia real lo entenderéis todo al finalizar la película. De alguna manera, el film es un tratado sobre su trabajo. Víctor Erice lo entendió perfectamente y Antonio López no pudo encontrar mejor aliado.

Si ahora Antonio López hubiera tardado unos meses, un año, o dos como mucho, que es el tiempo en el que cualquier pintor hiperrealista que pinta a partir de fotografías (al igual que Antonio López en el retrato de la familia real) debiera haberlo terminado, en vez de veinte, su concepto sobre la pintura se habría caído por los suelos. El hecho de que lo haya terminado, (al contrario de lo que sucedió con el membrillero de la película) me atrevo a decir que sólo responde a un motivo: quería cobrar el trabajo. Pero claro, el cliente es la Casa Real, no la familia de mi primo, había que hacerlo a lo grande. Cuántos años ponemos: 10, 15, mejor 20, ¿no? Esperemos estar vivos para entonces. ¿Y si el cuadro hubiera sido realmente grande…? Um, en mi opinión, no pasa de correcto. La colocación de los personajes, correcta, un ramito en la mano de la infanta por aquí, un par de abanicos, que son muy españoles por allá, por no hablar de la ropa, el peinado, hace veinte años ya era rancio, ahora en el 2014 ni te cuento.

Todo me parece forzado en el cuadro, aburrido, intrascendente, sin el más mínimo atisbo de valentía o atrevimiento. Al mismo nivel que cualquier retrato real de cualquier despacho de cualquier organismo oficial. Y la marca de la casa: líneas a lápiz claramente visibles para encajar con total precisión el dibujo. Que digo yo, ¿para qué? ¿no estás pintando a partir de una fotografía? Haz lo que la mayoría de hiperrealistas, utiliza un proyector, hace veinte años ya existían, hombre. No están justificados esos 20 años de trabajo.

Por fuerza me tengo que acordar del otro retrato real que también ha dado que hablar últimamente, además con una sonrisa en los labios, cómo no. El del artista Thomas Kluge a la familia Monster, perdón, a la familia real danesa. Dios mío, ese niño cual Damien, esos colores tenebrosos, esa luz. ESA LUZ. Eso sí es tener valor.

No quería ser tan duro. Mi crítica, realmente, no va dirigida al PINTOR Antonio López, al que yo admiro, va dirigida al concepto de arte contemporáneo, al proceso de ensalzamiento de un artista por medios que no son estrictamente su trabajo. Lo que hace grande a Antonio López, a mi pesar, no es el cuadro según lo deja el artista y le pone la firma, ni siquiera el proceso de elaborar la obra, que me encanta, lo que le hace grande es él mismo. Es un buen pintor que ha sabido construir, él o su entorno, a un gran artista. Todo este asunto de mitificar al artista por encima de su trabajo empieza a dejarme cierto regusto a estafa, no lo puedo evitar. No pienso en absoluto que Antonio López sea un fraude, pero está prefiriendo el camino del inmovilismo, contrario a lo que debe ser el arte, tratando de justificar la finalización de su obra añadiendo un discurso que avale su desesperante falta de resolución: no se qué rayo de luz que casualmente entró por la ventana en el momento exacto, bañó la obra de un color especial y dio un aspecto único a la obra. Pues vale.

En definitiva, y como era de esperar, decepción. Eso sí, no dejéis de ver El sol del membrillo.

 

Enlaces interesantes:

http://www.abc.es/fotos-arte/20141203/retrato-familia-juan-carlos-1614115696108.html

http://www.rtve.es/noticias/20141203/retrato-familia-real-antonio-lopez-fin-desvelado-publico/1060281.shtml

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