En todos los tiempos los inversores y capitalistas siempre han buscado un refugio seguro para sus ahorros. En tiempos de crisis aún los buscan con más ahínco. Desde hace muchos, muchísimos años, la pintura es uno de esos refugios seguros para los inversores que se dedican a especular con el arte como moneda mercantil para sus negocios. Esto es así porque la pintura es un valor seguro cuando la pintura en sí misma tiene valor.
¿Esto es bueno para la pintura?
No, no es bueno para la pintura desde un punto de vista estrictamente artístico. Estos inversores terminan creando tendencias y éstas, a veces, están muy alejadas del verdadero arte. Obligan por tanto a pintar lo que se vende y se vende bien.
¿Esto es malo para la pintura?
No, no es malo para la pintura ni para el arte en general. El artista, como ser humano, tiene que sobrevivir y por tanto precisa de su arte y que éste se venda para su manutención y la de los suyos.
El ideal sería una combinación de ambas situaciones. Que el arte fuese arte y que por ello fuese susceptible de generar riquezas. Pero solamente desde el arte, nunca al contrario.
Desde hace muchos siglos, milenios podríamos decir, existen los mecenas en el arte y especialmente en la pintura. Los poderosos: Reyes, Príncipes, Duques, Papas, Cardenales, etc. Han contribuido a la creación artística con sus tesoros o con los tesoros de los demás, los del pueblo. Eso sí, haciéndoles pagar al artista el peaje de sus apetencias, de sus gustos y caprichos. Hay de aquel que no se prestara a las veleidades del poderoso mecenas de turno. Serían fulminados de la corte e incluso de la vida social e incluso física por muy artista que fuese. Solamente tenemos que hacer un recorrido por los magníficos maestros de la historia del arte para comprobar cuales eran las exigencias de aquellos que les llenaban sus despensas. Con muy pocas excepciones, entre las que destacaré a Goya, entre los hispanos se atrevieron a plasmar la realidad cotidiana de su entorno además de retratar a familias reales tal y como verdaderamente eran con todos sus defectos.
Estos mecenazgos regios y palatinos tienden a desaparecer en las postrimerías del siglo XIX y es en esos momentos cuando los creadores encuentras espacios de libertad creativa y rompen con los caducos cánones pictóricos establecidos desde siglos atrás. Así nacen el impresionismo, el realismo, el surrealismo, etc. Pero con esta libertad creativa el pintor no vive y se mantiene malviviendo una bohemia de hambre y miseria. Así pagan el peaje de la libertad. Con estas situaciones ocupan el lugar de los regios mecenas desaparecidos otros que ven en el arte una forma especulativa e invierten sus dineros en la compra de las obras terminadas. Pero no invierten en la financiación del proceso creativo. Se ha sustituido unos mecenas por otros, pero estos últimos llegan al arte cuando la obra está acabada. Cuando la utilizan como moneda de cambio para sus negocios.
Con la situación que se crea al sustituir unos mecenas paternalistas y domésticos por otros meramente mercantilistas, nacen las grandes galerías que hacen pulular en ellas a compradores neófitos pero que al igual que los reyes de antaño imponen sus gustos a golpe de talonarios. Por tanto se pinta lo que se expone en las grandes galerías y por ende lo que se vende, condicionando al creador a adaptarse a los gustos de los compradores. En este punto me hago otra vez la misma pregunta que al principio.
¿Esto es bueno o malo para el arte?
Como quiera que no tengo la respuesta ni posibilidades de conseguirla aquí os la dejo en el aire.
Paco González Maqueda
Francisco González Maqueda, poeta y escritor autodidacta, mantiene una corriente poética crítica en la línea de Manuel Pacheco y Luis Álvarez Lencero. Comprometido con el hombre, escribe con la sinceridad que da el anonimato.
Tiene publicados varios libros y otros tantos inéditos. Ha conseguido algunos premios en certámenes literarios y participa en algunas tertulias literarias en las que destaca Tertulandia de Valencia. Ha dado numerosos recitales y conferencias sobre la poesía donde ha puesto de manifiesto la relación entre ésta y la pintura.
Desde hoy es colaborador de Ártica1, lo cual nos hace enormemente felices. Bienvenido.