Al hilo de lo que publicamos ayer, viene muy al caso la noticia aparecida en El País.com sobre una feria de arte en Colombia en la que por unos 400 € se podía comprar arte de artistas que querían dar a conocer su obra. El resultado fue de tal éxito, que se llegó a vender el 92 % de las obras que allí se exponían. ¿La razón de los precios bajos? La ausencia de intermediarios, es decir, galeristas. Más abajo reproduzco el artículo completo:
La Feria del Millón agrupa a artistas jóvenes para que vendieran sus trabajos con un límite de precio: unos cuatrocientos euros.

Actividad específicamente humana, decisiva en la identidad de las culturas, el arte vive un romance con el mercado. Hoy, su máxima expresión son las galerías, los museos, las subastas y las ferias internacionales, esa especie de gran bazar de contratos, adquisiciones y ojos críticos. No todas venden con el mismo espíritu. El año pasado, en Bogotá, a la poderosa ARTBO le salió un pequeño competidor que en octubre de 2014 repetirá abordaje.
Hablamos de la Feria del Millón, arriesgado proyecto del arquitecto Juan Ricardo Rincón y del periodista y crítico de arte Diego Garzón, quien, en una terraza del parque de la 93, explica que al escuchar la exposición de las tesis de fin de carrera de los estudiantes de artes plásticas de la Universidad de los Andes en una antigua fábrica textil, Puente Aranda, notó que los asistentes preguntaban precios “y los chavales no sabían qué responder”. “Entendimos ahí la necesidad de crear una feria que agrupara a artistas jóvenes, sin galerista, para que vendieran sus trabajos con un límite de precio: un millón de pesos colombianos”. Alrededor de unos cuatrocientos euros.
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